Yo tenía tanta rosa de alegría, tanto lirio de pasión, que entre mano y corazón el Niño no me cabía...
Dejé la rosa primero. Con una mano vacía - noche clara y alba fría - me eché a andar por el sendero.
Dejé los lirios después. Libre de mentiras bellas, me eché a andar tras las estrellas con sangre y nieve en los pies.
Y sin aquella alegría, pero con otra ilusión, llena la mano y vacía, cómo Jesús me cabía - ¡y cómo me sonreía! - entre mano y corazón
(José María Pemán)
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